MORÓN: HABILITAN EL SERO ELECTRIC PARA TRANSITAR POR TODA LA ARGENTINA
El Sero Electric obtuvo la Licencia de Configuración de Modelo. No podrá circular por rutas ni autopistas, pero sí por calles y avenidas. Su autonomía es de 50 a 70 kilómetros y puede llevar 2 personas.
El primer auto eléctrico de industria nacional fabricado en Morón, el Sero Electric, consiguió la habilitación para transitar por todo el país, luego de obtener la Licencia de Configuración de Modelo (LCM), necesaria para que circule por la vía pública.
El flamante Sero Electric modelo Sedan busca promover el uso de energías alternativas.
Con la obtención de la homologación bajo las categorías L6 y L7, otorgada a la firma por el ministro de Producción, Dante Sica, la velocidad máxima del Sero Electric deberá estar limitada a 50 kilómetros por hora, y no podrá circular por rutas ni autopistas. Se podrá usar en calles y avenidas.
La extensión del auto es de 2,35 metros, pesa 340 kilogramos y tiene capacidad para dos personas. Para que el vehículo funcione, el usuario deberá cargar sus baterías entre cinco y siete horas aproximadamente, en cualquier enchufe a 220 voltios, y tiene una autonomía de entre 50 y 70 kilómetros.
Además de funcionar con energías limpias, dichos vehículos contribuyen a disminuir los daños en el pavimento, debido a que son mucho más livianos que los autos convencionales.
El rodado viene con caja automática con marcha adelante, marcha atrás y punto muerto, para un fácil manejo. Su iluminación está compuesta en su totalidad por LED para optimizar el consumo de energía.
El coche es una creación del empresario Pablo Naya, quien empezó a producirlo en mayo de 2015. Hasta el momento, los modelos se comercializaron para circular dentro de fábricas, aeropuertos, barrios privados, y hasta para tareas de vigilancia en zonas peatonales.
Naya explicó que el Sero Electric «es un nuevo concepto en movilidad. Lo que nosotros desarrollamos es un vehículo sustentable para el medio ambiente, 100 por ciento eléctrico. Comenzamos a trabajar en un galpón que teníamos, de 200 metros cuadrados, éramos tres personas. Tuvimos que ir generando matricería, creando máquinas que no existían para poder llegar a tener el producto final».