LA BALA QUE MATÓ A LA VECINA DE MERLO EN UN COLECTIVO ERA POLICIAL
“Yo iba al lado de una señora, charlando. Cuando subieron los delincuentes le agarré la mano y le dije que no me quería morir. Ella me dijo ‘no te vas a morir’. Se acercó un delincuente y le disparó por nada”. Aldana fue testigo del homicidio de Sandra Rivas (47), quien murió al recibir un disparo en la cabeza cuando iba en un colectivo por el sur del Gran Buenos Aires.
El disparo mortal, a pesar de sus dichos, no habría salido del arma de los dos delincuentes, que terminaron detenidos. De acuerdo a las pericias, la bala que mató a la pasajera correspondería al arma del joven agente de la Policía de la Ciudad que intervino durante el hecho, el 27 de diciembre de 2018, mientras se encontraba de civil.
El fiscal a cargo del expediente, Andrés Devoto, notificó al policía de la imputación (“homicidio agravado por el empleo de armas”) y le tomó declaración, aunque no impuso ninguna medida restrictiva en su contra al considerar que no hay peligro de fuga ni de entorpecimiento de la investigación.
Restan todavía más pericias y también resolver la situación de los dos delincuentes detenidos, Gabriel Ledesma (22) y Mauricio Nahuel Parodi (20), quienes fueron heridos de bala durante el episodio.
Según publicó el diario Página/12 este domingo, el oficial, de 19 años, había egresado de la academia 16 días antes del trágico asalto.
Lo que más lo complica es que el disparo mortal entró por la nuca de Rivas y salió por la cara, debajo de un ojo. Los ladrones se encontraban en la tercera fila de asientos, al igual que la víctima, mientras que el agente estaba detrás.
El ángulo del tiro fue de derecha a izquierda, levemente de arriba hacia abajo, con una inclinación unos 20 grados.
Los testigos sólo aportaron confusión, porque dan versiones distintas. Aldana dijo haber visto a uno de los ladrones balear a la pasajera, pero en realidad aquel nunca habría llegado a disparar.
El hecho se produjo el 27 de diciembre a la tarde en un interno de la línea 338, más conocido como “La Costera”, en Ruta 4, entre Olimpo y Condie, en el límite de los partidos de Lomas de Zamora y Esteban Echeverría, a una cuadra del Riachuelo y a 30 de la feria La Salada.
Dos ladrones (al menos uno de ellos armado y el otro con una vieja camiseta de Boca) subieron al colectivo y comenzaron a exigirle las pertenencias a los pasajeros. Mientras las personas entregaban sus objetos de valor, un oficial de la Policía de la Ciudad y una agente de la Bonaerense que iban vestidos de civil advirtieron lo que pasaba.
Los agentes se identificaron, sacaron sus armas y dieron la voz de alto. En ese momento Rivas, mamá de una chica, recibió el tiro fatal. “Me quiso proteger. Me salvó la vida. Me dijo ‘a vos no te van a matar’ y la mataron a ella”, agregó Aldana, entre lágrimas. Otro pasajero, un hombre de 61 años, sufrió un roce de bala en un brazo.
De acuerdo a las primeras declaraciones de los testigos y los propios policías, el oficial de la Ciudad disparó cuatro veces (hallaron las vainas servidas), mientras que la agente de la Bonaerense, que pertenece al Comando de Patrullas de Tres de Febrero, no accionó su arma.
Luego del enfrentamiento, agentes de la comisaría 3° de Esteban Echeverría detuvieron a los dos ladrones en Elizalde y Camino de la Ribera Sur, en la zona del barrio Olimpo en Lomas de Zamora. Ledesma tenía heridas de bala en un brazo y la clavícula derecha. Parodi, un tiro en el pecho.
Según Página/12, un dato asombroso está relacionado con el proyectil que mató a Sandra. Ella viajaba en las primeras filas, en el asiento del pasillo. A su lado se ubicó su hija, que tenía frente a sí un bolso con el cierre roto. Al día siguiente de la muerte de Rivas, la hija revisó el bolso y se encontró con un proyectil, también de la marca FLB, la del policía de la Ciudad.
De esta manera, la hipótesis más fuerte es que la bala atravesó el asiento, luego impactó en la cabeza de Sandra, salió arriba de la nariz y cayó en el bolso.