Se negó a declarar el motochorro que mató a una psicóloga en Ramos Mejía, y lloró: “No quiero morir en la cárcel”
Alejandro Miguel Ochoa, el motochorro que el viernes pasado asesinó a una psicóloga social en un intento de robo en Ramos Mejía, se negó este martes a declarar ante la Justicia. Rompió en llanto y suplicó: “No quiero morir en la cárcel”.
Este martes el imputado por “homicidio en ocasión de robo” tras asaltar a María Rosa Daglio enfrentó al fiscal a cargo de la causa, Federico Medone, pero eligió el silencio.
La víctima, de 56 años, cayó al piso cuando el delincuente la arrastró con la moto para arrebatarle la cartera y murió después por el fuerte golpe en la cabeza que sufrió en la caída.
Tras la detención de Ochoa el lunes a la noche en Castelar, salió a la luz un largo prontuario de conflictos con la ley. Con más de diez causas penales, estaba prófugo por violar la prisión domiciliaria que le dieron en 2020 para evitar que se contagiara coronavirus en la cárcel.
Ochoa, de 55 años, cumplía una condena de ocho años y medio de prisión que le impuso un tribunal de la ciudad de Mar del Plata por otros dos robos cometidos bajo la mima modalidad del que fue víctima Daglio, que fue atacada por el motochorro cuando hablaba por teléfono con un paciente en la puerta del edificio donde vivía, en la calle Belgrano al 300.
Sin embargo, en mayo pasado la defensa del motochorro solicitó el arresto domiciliario por la pandemia, debido a que Ochoa padecía enfermedades preexistentes (Epoc y problemas urinarios). La Justicia le otorgó el beneficio y así abandonó el penal de Batán y volvió a su casa de Castelar.
No pasó mucho tiempo antes de que Ochoa reincidiera en el delito. Fue en octubre de ese mismo año pero, al ser nuevamente detenido, logró engañar a las autoridades con el nombre de un hermano suyo discapacitado, por lo que lo liberaron hasta que advirtieron la maniobra y lo declararon prófugo.
En la Fiscalía General de La Matanza confirmaron en las últimas horas a través de un comunicado de prensa los antecedentes penales de Ochoa y añadieron que el “departamento técnico-criminológico” de la autoridad penitenciaria en su momento “estimó la conveniencia de que el interno Ochoa (con concepto bueno y conducta ejemplar 10), acceda al régimen de prisión domiciliaria”.