Fiestas ilegales: hay más de dos mil por semana
Se organizan en quintas del Conurbano, en su mayoría. Los asistentes -que son llevados en micros y desconocen el destino- consumen alcohol, marihuana, cocaína y pastillas
En la mañana del primer día del año se realizó un operativo que terminó clausurando una supuesta “reunión privada” en una quinta de Pilar. Dentro del predio, a las 9 había más de 300 jóvenes. Se decomisaron bebidas alcohólicas y otras sustancias. El encuentro había comenzado un rato antes y estaba previsto que continuase durante toda la jornada. El hecho forma parte de un oscuro negocio que no para de crecer, ya que cada semana se realizan más de dos mil fiestas organizadas para captar mayormente a adolescentes, que son llevados en micros, abonan entradas y consumen alcohol, marihuana, cocaína y pastillas, conformando un negocio millonario que apenas se puede controlar.
Así lo indicó el director de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), Claudio Izaguirre. “El negocio inescrupuloso de la venta de alcohol y drogas cada vez se perfecciona más para evitar controles o sanciones judiciales, a pesar de que el Estado fue poniendo trabas, pero la realidad es que tenemos más de 2.000 eventos completamente ilegales en quintas principalmente del Conurbano, donde cada semana miles de jóvenes y también niños están en serio riesgo de muerte, y no se trata de una exageración, ya que los casos fatales son múltiples”, manifestó.
“Los vendedores de drogas y alcohol no se detienen un minuto, van mutando sus formas de comercializar. El asunto es lograr el objetivo de tener cada vez mayor cantidad de consumidores para vender sustancias sin demasiados inconvenientes. Hace algunos años que comenzaron con el alquiler de quintas para hacer eventos ilegales. Se dieron muchas clausuras, pero fueron encontrando las grietas para evadirlos. Así, se complejizaron sus métodos, y ahora es muy difícil captarlos, perseguirlos y frenarlos. Hablamos de miles de personas, en su mayoría del sector de la juventud, en absoluto riesgo”, dijo Izaguirre.
Lo cierto es que estas fiestas tóxicas se “venden” a través del denominado boca a boca, y por redes sociales, como Facebook, Instagram, WhatsApp y hasta Twitter, entre otras. Allí, las personas interesadas reciben información muy básica de puntos de encuentro, en Capital Federal o el Conurbano, desde donde salen micros hacia los destinos, que desconocen.
“La cuestión básica para estas bandas es alquilar un espacio y presentar esa reunión como el cumpleaños, por ejemplo, de un tal Juan X. Si llegan las autoridades municipales o policiales, esta persona aparece y efectivamente dice que es su cumpleaños. Que ahí nadie vende y nadie compra nada. Se puede clausurar el lugar, terminar la fiesta, pero no hay reproche judicial. Es lo que lograron. No reciben castigo. Entonces se ramifican por todos lados. Organizan más de 2.000 fiestas tóxicas por semana. No hay forma de controlar esa cantidad. Si caen algunas, no pierden dinero tampoco, porque las entradas ya las cobraron”, explicó Izaguirre.
¿Cómo se desarrollan estas fiestas? “Cuando la gente llega en micros desde distintos lugares, de Capital Federal o el Conurbano, les cobran las entradas, y una vez que ingresan a los predios comienza la comercialización de distintas sustancias que los organizadores poseen. Hay puestos de alcohol, otros de drogas. También comida, golosinas y preservativos, porque en muchos casos ganan dinero alquilando habitaciones para que los concurrentes mantengan relaciones sexuales”, dijo Izaguirre.
“El evento puede durar un día, dos o tres, según lo hayan planificado los organizadores. La ganancia es neta. Sólo resta el alquiler de la quinta, el resto es todo ganancia. También pagan por seguridad privada, obviamente. Y hasta tienen médicos, para una atención primaria cuando los chicos se intoxican. Mientras todo esto ocurre, las familias de los jóvenes ni se enteran dónde están sus hijos. Y el riesgo que corren”, señaló el experto.
Fuente: Diario popular